La carne, carne teñida, carne fea y pálida, hinchada Siniestra y más vieja, aburrida de ser carne, necesita cremas, jabón y baños ,cuidados cotidianos en pro permanecer, sucederse nueva, nueva de a mentiras, destrozada al cansancio ,deforme de tanta porquería junta, de la miseria que respira, y la historia que no puede cambiar.

Tensa como músculo yugular de payaso borracho, pintarrajeado mal parido,
que canta coplas a la vida como si risorio fuese.

El tiempo nos cambia y no quiero, nos delata, me dice mentiras, y se ve lejos en el espejo cuando me embriago,y así borracho soy dios ,un demonio débil que aparento ,proyecto belleza en pos de la calentura femenina y de paso olvido de que asesinaron a mi hermano.

Y el chaquetón que no varia, mi segunda piel, color tizón que resiste todos los embates, me cuida y camina conmigo en la frustración de la imperfección del hueso y la tripa, y me salva de ser poeta.

Así la fría piel ya no se siente tan cagada, ni siquiera se siente.

Desde fuera miro como todos lloran, me fumo un pucho en la escalera, esquinazo a la pena en mi muro de lamentos, esquivo la imagen de ese dios muerto y el único muerto, ya no se lamenta, se sonríe ligero, es cierto, decían que por la noche su vida se escurriría con facilidad y así nos dejo, no mas pie ni mano tullidas y no mas carne que preservar.










O.RIVERADIAZ


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