Nos gustan las palabras

Que se deslizan
en la ola con la venia del horizonte

que machacan al tímpano en la piedra
y que tropiezan con el justiciero
que traga saliva cuando se le aprieta el cogote

donde mismo esta la corbata
y prende lumbre al pezón


y nos mordemos la boca
por mejor comprensión

para no atragantarnos con la lengua
cuando desorbitan los ojos a su escote

Y nos gustan más cuando desparecen los adornos
Ahí justo donde nos menean las sincronías

así medio mareando picarones
risotadas hacia el mundo de ironías

no tan lejos allá en el cielo
en la esperanza o los sueños
no aquí en las rimas forzadas
no solo en versos sabrosones



Nos gustan por que desde ahí nos hicimos hombres
Y desde ahí supimos de los cuentos
de fantásticas tribulaciones

Antes solo animales nobles, nacíamos
Así degeneramos de lecto escriba humanos
a ignorantes monos destructores

Y nos vale la historia escrita en sangre
Y la llena de ideales revoluciones

pero no han sido malditas las palabras
fueron serán abecedario de ensayo
y errores

y la inconsistencia del que
sabiendo
hizo muy poco de sus dotes

Por eso nos gustan las palabras
que de fácil entendedor se declaren
y claras como las ilusiones
a las altura del recuerdo
al reinado del buey tiempo

a la velocidad del silencio.





O. Riveradiaz

5 comentarios:

Claudia Curimil Hernández dijo...

este está muy extraño... asi que releeré

Anónimo dijo...

no tan lejo alla en el cielo
en la esperanza o los dueños
no aqui en las rimas forzadas
no solo en versos sabrosones.

Me gusto mucho el ritmo de los versos,me fue mas facil de seguir que otros de tu esccritos,siento mas sincronia y concordancia entre ellos.
En mis palabras esta buenisimo.

Anónimo dijo...

Sí, me gustan las palabras, porque mi adivina interior me dice que en mi vida pasada solía basarme en ellas más que en acciones o hechos que pudiesen sustentarlas. En las palabras hay lenguage, y también comunicación. Hay cosas que tú bien describes en tu texto, que me hacen recordar como amo esas palabras que arden en la punta de la lengua cuando las vocalizas, o cuando las escupes, o simplemente, las lames, porque hay un sin fin de maneras de expresar las palabras, no?, bueno, y de querer escucharlas también. Como sea el caso, hay quienes como tú, que podrían llamarse ''artistas del uso de la palabra'', que logran patentar en una pantalla fría de un computador, algo tan sensible a alguien como un conjunto de palabras que sólo tú, podías darle en ese momento, aquella determinada forma.

Supongo que es una lata escribir tannn largo comentario, pero en fin, quizá sólo debía decir que diste al clavo en lo que yo estaba pensando en ese momento. Un salud!

Anónimo dijo...

jiji beias palabrass aunque re100 te conosco creo que eres un gran artista sigue asi que llegarás muy lejos
besos
chau

Anónimo dijo...

Yo maldigo ciertas palabras que me dedicó alguna vez un bien hechor. Palabras que ensalzaron mi espíritu hacia los cielos y que terminó por precipitarlo hacia los suelos. Hubo de dedicarme maravillosos versos de gran dulzor, pero el muy infame, reemplazó los sonetos con su falta de fragor. Su tren de vida lo llevaría por conocer mundanas y falsas vírgenes retorcidas, entre sus usuales orgías o lo común de sus alagarabías.
Nada sucinto en mí ocurre ya, y un duelo que llevo creo nunca ha de terminar. Cómo es que aquel culpable sin condena y libre aún está.
Yo maldigo sus ojos, maldigo su pluma y maldigo sus palabras, que fueron mi alimento y mi bebida, o el pan de cada día.
Caminé dos pasos de tu nombre e imaginé aquellos insulsos pensamientos, creería una vez más en ti buen hombre, pero ya obtuso y difuso, era el camino de regreso.
Esta es mi confesión colectiva, mi escritura póstuma en vida, eres la maldita poesía, que no deja desde entonces que la vida misma viva...
Y en ese entonces, yo qué sabía de dolores y flaquezas vida mía...